El reciclaje de residuos tiene efectos positivos en el cuidado del medio ambiente, no en vano poder valorizarlos evita la explotación de recursos naturales, pero, además, sus consecuencias también se dejan notar de manera directa en las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero). Por un lado, el aprovechamiento de los residuos evita las emisiones asociadas al transporte de toneladas de materias primas y, además, la valorización energética provoca menos emisiones que el vertido de residuos.
Las emisiones contaminantes asociadas al traslado de materiales son un foco importante de gases de efecto invernadero. Por eso, el reciclaje permite un notorio ahorro de las mismas, imprescindibles para cumplir la meta fijada por la Comisión Europea de que Europa sea un continente climáticamente neutro para 2050. Se trata de un objetivo jurídicamente vinculante que obliga a que los países de la Unión consigan cero emisiones netas de gases de efecto invernadero de aquí a 2050. Para esto, todos los sectores de la economía deben hacer un esfuerzo por descarbonizarse, es decir, por depender en menor medida de las energías que producen este tipo de gases.
Como ya explicamos, el reciclaje de proximidad es otra de las medidas que pueden colaborar en gran medida a cumplir este objetivo. Gestionar los residuos lo más cerca posible de donde se produzcan es beneficioso para el cuidado del medio ambiente, porque se evitan emisiones de GEI al reducir los trayectos necesarios para el traslado de los residuos a sus centros de reciclado.
También hay un dato de capital importancia que hemos de tener en cuenta. Según diversos estudios, los vertederos emiten 19 veces más CO2 que las plantas de valorización energética de residuos. Así, impulsar el reciclaje y la valorización de los residuos es un tema de máxima relevancia para avanzar hacia una economía descarbonizada. De hecho, esta realidad puede dar un impulso decisivo a las políticas de reducción de emisiones de la Comisión Europea.
Además, el propio sector de la gestión de residuos está dando pasos decisivos en el camino de la descarbonización de sus procesos. Según un análisis realizado por expertos, en 2018 la industria europea de residuos fue casi neutra en CO2 para diez flujos de residuos: papel, vidrio, plásticos, metales ferrosos, aluminio, madera, textiles, neumáticos de desecho, biorresiduos y combustibles derivados de residuos. En el estudio se han tomado en cuenta no solo las emisiones procedentes del transporte, sino también el ahorro de CO2 del sector manufacturero utilizando materiales y energía derivados de los residuos.
Pero todavía queda un largo camino por recorrer, en 2021 el consumo de materiales vírgenes alcanzó los 101.400 millones de toneladas, pero las tasas de reutilización y reciclaje no aumentaron, por lo que la circularidad de la economía mundial se estima en el 8,6%. En el caso particular de Euskadi, la gestión de los residuos industriales es un área de gran relevancia ya que el 77% de las materias primas que consume la industria vasca provienen de la importación, además de que el sector industrial genera el 72% del total de los residuos en Euskadi. Por eso, cualquier avance e innovación en la gestión de los residuos industriales redunda en una mejora en la reducción de emisiones de efecto invernadero, ayudando a optimizar los niveles de descarbonización de nuestro territorio.
En Agaleus estamos comprometidos con el cuidado del medio ambiente y la descarbonización de la economía. No en vano, somos una de las empresas líderes en gestión de residuos en Euskadi, y tenemos muy claro que nuestra labor tiene un impacto positivo en el ahorro de emisiones de CO2, no solo en lo que se refiere a nuestros procesos, sino también como agente dinamizador que colabora con la industria vasca en pos de la descarbonización de nuestro territorio.